Gracias al despiste

PARTE 9
Al día siguiente Phineas se quedó en la cama un rato más de lo usual ya que no tenía ganas de hacer nada.

Después de unas horas miró el reloj, eran las 9. El pelirrojo soltó un pequeño suspiró y se levantó lentamente.

En ese momento entró su hermano con una gran sonrisa.

-Buenos días hermanito - saludó el peliverde.

-¿Qué tienen de buenos? - preguntó el pequeño de los hermanos medio dormido.

-Hace sol, no hay clases, he quedado con Vanessa...

-Hace demasiada calor, me gustan las clases y Isabella se ha enojado con migo - contestó el pelirrojo desanimado.

-¿Por qué? - preguntó el chico ya que el día anterior su hermano no le había contado anda.

-Le dije que Derek era novio de Sarei.

-Te dije que no lo hicieras hasta tener pruebas!!

-Lo sé pero lo dije sin pensar.

El peliverde suspiró y s sentó al lado de su hermano.

-Discúlpate, seguro que te perdona. Ve a su casa habíais quedado hoy ¿no?

-Sí pero...

-Pero nada, ve a su casa y discúlpate ahora!!

-Ok, ok, ya voy - contestó el chico antes de dar un perezoso bostezo.

El mayor sonrió y después se fue de la habitación.

Phineas se dio una ducha con agua fría para despertarse por completo, se cambió y salió corriendo de su casa después de despedirse de su madre y darle las gracias a su hermano.

Ferb tenía razón, hacía muy buen día, lo que hizo que el pelirrojo sonriera por primera vez desde que se había levantado.

Cuando llegó a la casa de la chica llamó a la puerta y esperó a que la chica le abriera. Pero en su lugar apareció una mujer más mayor que Isabella pero con sus mismos ojos por lo que dedujo que era su madre.

-Hola... está Isabella? - preguntó el chico un poco nervioso.

-Está en su habitación, ahora le digo que baje. Am... ¿quién eres? - preguntó la mujer con un tono amable.

-Me llamo Phineas Fynn, soy un amigo.

-Ok, espera un momento, ahora baja.

El chico le respondió con una sonrisa y la mujer empezó a subir unas escaleras. Phineas podía oír como los pasos de la mujer eran cada vez más lejanos hasta que dejó de escucharlos.

Unos minutos después se oyó como volvían pero con alguien más. El chico sonrió al deducir que los otros pasos eran de Isabella.

Así era, unos segundos después la chica apareció por la puerta con una expresión seria.

-¿Qué quieres? - preguntó Isabella.

-Pedirte perdón, lo de anoche estuvo mal, no debí de haber acusado a Derek de algo tan malo sin pruebas. Lo siento - se disculpó Phineas.

Isabella sonrió lo que alivió al chico.

-Estás perdonado.

-Gracias ¿quieres que vayamos a por unos helados y después a comer como teníamos planeado? - propuso Phineas.

-No sé...

-Vamos Izzy, por favor.

-Amm... ok pero no me llames Izzy - contestó la chica sonriendo.

-¿Por qué? Derek te llama así.

La sonrisa de la chica se borró y se quedó mirándole con seriedad.

-¿Cómo sabes eso? - preguntó la pelinegra extrañada.

-Yo... pues lo sé porque... me lo dijiste ayer...

-Eso no es cierto.

El pelirrojo suspiró para tranquilizarse un poco pero no lo consiguió.

-Yo... escuché que te decía así por el celular - mintió el chico lo mejor que pudo.

Isabella le miró con un poco de desconfianza sabiendo que le mentía, pero no dijo nada, solo asintió y después sonrió haciendo que el pelirrojo se tranquilizase un poco.

-Ahora vengo, voy a decirle a mi madre que voy a salir de casa - dijo la chica sonriendo.

-Ok.

La pelinegra entró en su casa un momento y un par de minutos después volvió a aparecer por la puerta.

-¿Nos vamos? - preguntó Isabella sonriente.

-Sí, claro - respondió Phineas devolviéndole la sonrisa.